Generalmente cuando escuchamos la palabra “meditación”, directamente nuestra mente nos lleva a pensar que estamos hablando de un elemento que pertenece a religiones de tipo oriental, sin embargo esto es equivocado.
Desde mucho tiempo se ha practicado;miles de años atrás, ya sea para
Hoy, una de las formas de meditación, es usada muy idóneamente en mejorar la mente y el coeficiente intelectual y está científicamente probado.
Otras sin embargo se orientan a beneficiar la salud física y mental y así mejorar la inteligencia emocional y del sistema inmunológico, aunque parezca increíble ,dentro de los cuales ayuda a aliviar el estrés y la presión arterial.
Muchas veces me he detenido y me he puesto a pensar , ¿por qué tengo que correr tanto, y por qué esta vida es tan apresurada?
Si pudiera dejar por un lapso de segundo , todo de lado y tomar aire, creo que ayudaría enormemente a cambiar mi ánimo , cuando todo está encima.
¿Por qué no puedo encontrar el silencio, mi silencio interior y detener todo lo que aparece en mi mente que tanto ruido me hace?
En este training de vida , la variedad de roles y compromisos que nos toca tomar , cada día, nos convierte en seres malhumorados, tensos, estresados, molestos, inquietos y sin ver el momento para dar un vuelco a todo esto que nos neurotiza.
La competitividad, de esta era ,realmente nos está pasando la cuenta, ocasionándonos tensiones extremas ,que tenemos que tratar de dominar, para no salirnos de nuestro equilibrio y estabilidad, evitando así, sumergirnos en el tan temible estrés; enfermedad tan típica de este siglo de avances.
Cada día que pasa casi sin darnos cuenta, nos olvidamos de nosotros y no nos damos el espacio para interiorizarnos y de esta manera, encontrar nuestras mayores fortalezas y nuestra sabiduría.
Esta vida tan ajetreada , nos paraliza evitando mirarnos interiormente.
La tecnología avanza a pasos agigantados día tras día , sin embargo en contraposición a todo este avance, hemos dejado de lado e incluso olvidado para algunos, entrar en nosotros y buscar el agua que calmará nuestra sed, dándonos el equilibrio para estar y vivir en plenitud.
El primer gesto que debemos tener con nosotros para lograr interiorizarnos y encontrarnos con ese Yo interno, es la meditación.
A simple vista se ve fácil, sin embargo se necesita de muchísima predisposición, tiempo y sobre todo, despojarnos de lo que nos desorienta y confunde.
La meditación, abre las puertas que por tiempo dejamos cerradas, dándonos la oportunidad de recorrer los pasajes secretos de nuestro mundo interno.
Es un método que haciendo que nos despojemos de todo lo que nos reprime, nos contacte con nuestra propia fuente existencial.
Al adentrarnos en la meditación, inconscientemente vamos llegando a la luz y al amor , que se sitúan en lo más profundo de nuestro ser y dando como resultado, recobrar la felicidad , la paz y el equilibrio que en algún momento se nos perdió.
La meditación, hace que la mente y las emociones queden completamente mudas, para sólo dedicarnos a escuchar el susurro del alma, perteneciente a un ser extraordinario y divino: Yo.
De esta manera el sentido de la meditación es contactarse con el alma para obtener la sabiduría y la verdad; para obtener el amor incondicional que nada espera a cambio.
Encontrando también la voluntad, el poder y la fortaleza como riquezas llenas de lo más genuino, y de esencias infinitas que hacen que no se desgasten, que no pierdan su valor ni se acaben , ni que nos los roben.
Al meditar nos contactamos directamente con nuestra alma y nuestra vida se abre enormemente , llenándose de energías únicas con el poder de transformar todas las cosas antiguas en nuevas.
Al igual que cuando se ama, uno observa que todo ha cambiado o por lo menos es eso lo que percibimos ; que la vida adquiere un nuevo brillo y una nueva potencia sacando lo mejor de nuestro ser.
Tiene un poder mágico que nos hace ver las cosas con otro valor y encontrándolas de una belleza muy diferente, a como estábamos acostumbrados a verlas.
Nuestra sonrisa cambia, nuestra mirada, nuestras ganas, nuestros gestos; todo lo que transmitimos a los demás.
Algo muy similar sucede al meditar y tomar contacto con el motor de nuestra esencia: nuestra alma.
Es algo que no se puede tomar, pero si ver y sentir, pues al terminar de meditar . nos sentiremos renovados y nuestra alma , llena de felicidad.
Nos preguntamos: ¿qué tiene que ver el meditar con el amor?, ¿por qué los igualamos?
Cuando pensamos en Dios, estamos pensando en el amor y por ende, nuestra alma es un trozo de Él.
Es una expresión infinita de sentimientos nobles y puros, es lo más divino que poseemos todos los humanos; esa es nuestra alma.
Un afluente de energía bajada de cielo, llena de luz que a todos nos recorre .
Pertenecemos a un todo grandioso llamado, Humanidad y por lo mismo forma los cimientos de lo que llamamos , fraternidad humana.
Es un hecho.
Al ocurrir esto, como humanos nos damos cuenta, que al contactarnos con nuestra alma, aflora naturalmente el amor y se comienza a sentir amor por todos los demás, pues hacemos el contacto con esa energía de vida y con esa fuerza de amor, que nos une a todos , como si fuéramos uno solo.
El gran problema de los seres humanos es que nos catalogamos y nos identificamos generalmente, con la personalidad que poseemos, con nuestras emociones, con nuestra mente, con nuestro cuerpo y no nos damos cuenta de quienes somos en realidad.
Meditando, vamos a través de la memoria , descubriendo y recordando de dónde venimos, de que nuestro origen pertenece a lo divino.
De esta manera dejamos de lado en nuestra mente que también somos animales, que nacimos y morimos; que caemos en la carencia que nos convierte en mezquinos y posesivos, limitándonos, haciéndonos sentir dueños y propietarios , encadenándonos a nuestras ínfimas propiedades privadas, sin considerar que el universo entero, es patrimonio nuestro.
Al iniciar la meditación y haciéndola una constante en nuestras vidas, vamos descubriendo nuestro mundo real, lleno de belleza, lleno de fuerza, de sabiduría, de armonía y de luz.
A entrar a un mundo que nos pertenece y que de una manera llena de simplicidad ,nos deja recibir la plenitud de nuestra alma y así lograr introducirla en nuestro diario vivir.
Antes que nada , para que la meditación sea plena y logre los resultados esperados, debemos considerar dos puntos importantísimos que son:
La relajación y la concentración.
La relajación ,es lo primero que debemos de aprender para lograr meditar.
Pongamos atención en lo tenso que podemos a llegar a estar en el día ,por todas las prisas, las exigencias, los problemas que nos presenta esta vida moderna.
Por lo que todo esto nos conduce a estar totalmente contraídos y a llevar una vida constantemente llena de durezas, sin casi darnos cuenta, pues ya se nos hace familiar y cotidiano.
Y por todo esto, que es tan necesario lograr relajarnos casi como un ritual que desarrollamos diariamente, para conseguir soltar las tensiones , que nos dañan permitiendo en un momento dado, al no poder eliminarlas, que nos enfermemos y caigamos en sufrimientos profundos.
La concentración, mantiene a la mente en un sitio que en forma consciente le asigno.
Al desarrollarla nos ayudará a permitir una meditación más eficaz y profunda , junto con eso utilizar la mente en forma más activa.
Generalmente, pasa que cuando se quiere iniciar el proceso de meditación, la mente se escapa y nos lleva a pensar en otras cosas muy lejanas que nos impiden meditar.
Para superar esta situación, tenemos que pensar en esos pensamientos que vienen a la mente, sin resistirnos, pues al hacerlo, les estamos dando más potencia y si los dejamos ser , solos desaparecerán.
La intención que le damos es importantísima, pues lleva el deseo y la decisión, y lo que determina el éxito es en donde la dirigimos.
Y por lo mismo es importante porque si realmente queremos meditar , que es como ya había dicho; hacer contacto con nuestra alma, no podemos darle una dirección egoísta a esta energía, pues nunca lograremos el éxito de la meditación.
Tenemos que tener muy en cuenta , que el alma es el pilar y la fuente de todo amor; y por lo mismo no conoce el egoísmo.
Su misión es darse de la mejor manera a los demás ; es algo instintivo.
Por lo que si nos dirigimos a contactarnos completamente con el alma, debemos de tener una intención clara sin nada de egoísmos y de esa manera, pueda empujarnos en el camino correcto.
Meditar es aliviar nuestra mente y nuestra alma y alejarlas de lo que nos acongoja teniendo una calidad de vida más plena.
Por lo mismo al estar más en armonía y más tranquilos, podemos sentir que vamos acercándonos lentamente a ese mundo de paz que existe realmente y en donde entramos directamente en contacto con Dios.