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domingo, diciembre 20, 2009


En búsqueda de lo realmente importante




"Navidad es la fiesta que celebra el nacimiento de nuestro amado Jesús"

Durante varios días los hogares visten árboles y pesebres, además, preparan platos especiales para la fecha; amigos y familiares intercambian regalos; hay reuniones para rezar y cantar.
También se acostumbra a hacer un balance de lo hecho durante el año; de lo bueno que dejó y de lo malo que pasó.

Finalmente se hacen promesas para el año que viene, de esas que requieren mucha voluntad, y se le pide a Dios que sobreabunden las bendiciones y que el éxito anhelado llegue en ese próximo año.


Todos soñamos con el éxito. Es nuestro objetivo, o nuestro destino en la vida.

Para algunos, el éxito consiste en ganar mucho dinero, vivir cómodamente y jubilarse sin problemas.

Otros sueñan con destacarse en alguna actividad, ganar dinero y lograr la admiración de los demás como individuos importantes e inteligentes.

Hay otros más para quienes el éxito supone la acumulación de bienes materiales, sin incurrir en deudas. Tener una casa propia, conducir un auto lujoso, poder entrar en una tienda y comprar lo que a uno se le antoje. Eso es el “éxito”.






También hay quienes equiparan el éxito con tener una familia feliz: una esposa o esposo amoroso e hijos obedientes.

Todos albergamos el sueño de alcanzar el éxito.

La Biblia dice: "Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón".

Es una promesa maravillosa. El problema, al parecer, es que esto rara vez sucede. Si ocurriera con frecuencia, mucos gozarían de salud, fortuna y sabiduría, pues es lo que deseamos; ¿verdad?

¿Por qué, pues, no logramos el éxito si es lo que desea nuestro corazón?

¿Será que tenemos una idea equivocada del éxito? ¿Tal vez no hayamos comprendido las condiciones que Dios establece para alcanzarlo?

La primera condición, la única en realidad, es "Deléitate en el Señor". En otras palabras, pon a Dios ante todo. Jesucristo dijo lo mismo cuando instó a sus discípulos: "Busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas."

El problema no es carecer de objetivos, sino que éstos sean equivocados.

A la mayoría de nosotros nos sucede lo mismo. Por alguna razón, tal vez porque no entendemos el lenguaje de Dios en la Biblia, nos detenemos en el lugar equivocado.

Equiparamos el éxito con el dinero, la seguridad y el prestigio.

No comprendemos que el verdadero éxito se logra básicamente cuando satisfacemos nuestras necesidades espirituales, antes que todo. Para mi manera de pensar, creo que ahí encontramos la realización que tanto buscamos por sobre todo lo material.

Pocos alcanzamos ese éxito supremo, porque nos encontramos demasiado ocupados corriendo por el aeropuerto del éxito material.

¿Qué nos hace descender en un lugar equivocado, cuando lo que realmente necesitamos es ir al correcto?

Pueden ser muchas las razones. Quizás no entendamos el idioma.

Lo que necesitamos entonces es un intérprete, alguien que nos explique las indicaciones que nos da Dios. O tal vez alguien nos dio falsas instrucciones.

Quizás te ha cegado la visión de un paraíso material.

Durante toda tu vida has vivido en las montañas y al divisar lo que parece ser el éxito, te invade una sensación tan agradable, que decides detenerte en el primer oasis, en lugar de seguir hasta encontrar lo mejor que Dios ofrece.

Tal vez, en tu afán por encontrar el éxito, has prestado oídos a quien te ofrece un camino fácil, conformándote con falsas expectativas, con falsos conceptos y valores.

¿Por qué no ir a donde aparentemente van todos los demás?
O quizás, simplemente tienes miedo.

Has escuchado muchos cuentos acerca de personas que siguieron a Dios, que confiaron en Él. Y como no quieres ser un fanático, piensas que será mejor pasar toda tu vida buscando y buscando, lo que realmente siempre tuviste al lado tuyo.
¿Te parece una tontería?
¿Te suena familiar?

Para los creyentes y no. nunca es malo leer un poco las palabras de la Biblia para respirar aire fresco y poner los pies en la tierra.

Pues, es un mes donde también debemos recordar la obra maravillosa de Jesús para con nosotros.

El éxito como tal, no existe, lo que si existe es la esperanza concreta de vivir una vida mejor, pero ante todo, que venga del espíritu. Lo demás es secundario.

Pensemos unos momentos en esto.

Como tambièn abramos los corazones para perdonar y perdonarnos por irnos por tantos caminos equivocados a veces, sobre todo los màs malignos; el del orgullo y la desmesurada ambiciòn.

En este tiempo de renovaciòn, se abren los caminos para conducirnos por el sendero correcto , sòlo si està en nosotros recorrerlo.


... Que Dios te bendiga, te traiga mucha salud y tenga al pie de Su árbol, un obsequio para ti... que te obsequie el éxito màs anhelado desde la pureza de tu alma.

¡Feliz Navidad amigos queridos y un Año Nuevo lleno de lo que abra y haga crecer nuestro corazón!

Agualuna


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