“A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho”
Jacinto Benavente (Dramaturgo español).
La noción de Perdón para el hombre espiritual en general, particularmente para el cristiano, supera la estricta justicia humana y participa del exceso de Dios que es Don.
Don y Perdón son próximos, no solo por su etimología sino por su contenido, ambos pertenecen al orden de intercambio gratuito.
Dar, no es meramente prestar . No se da por obligación.
Perdonar, no es meramente dejar sin efecto una deuda . No se perdona a la fuerza.
Dar y Perdonar pertenecen al orden del corazón , y trasciende la mera racionalidad de las relaciones humanas.
Generalmente nos encontramos a diario con situaciones en las cuales la interacción de las personas con sus pares, provocan alguna herida, aunque sea sin premeditación.
A la vez, esta situación provoca en quien la recibió un estado adverso, a quien se la produjo, lo que interiormente no es bueno para ninguno de los dos.
En vez de dejarnos guiar por la ira , por el resentimiento o por cualquier sentimiento que provoque un daño y nos entregáramos a la razón, analizando la situación vivida objetivamente, sin nuestro ego como abogado defensor, de seguro que la reacción que hubiéramos tenido en ese momento como respuesta a esa agresión que recibimos, sería muy diferente, comprendiendo la razón que tuvo la otra persona para herirnos o comportarse de mala manera.
Seguramente nos parecerá totalmente irracional la conducta de la otra persona , y no alcanzamos a ver e identificar, la situación exacta que provocó todo el problema, pero como nuestra razón en esos momentos se comporta limitadamente , no alcanza a recordar que en algún instante vivido, también nos encontramos con una situación similar.
La importancia de tomar conciencia acerca de los sentimientos y las emociones que mantenemos guardadas por mucho tiempo hacia ciertas personas inconscientemente, purs no nos hará progresar en este tipo de situaciones, ya que estaremos albergando algún rencor de tiempo.
Ahora nos ponemos a pensar en esos momentos tranquilamente que : no será que en cierta manera nos está devolviendo lo que en algún momento le hicimos y que también lo hirió?
Creo que no, pues con la sangre caliente nos volvemos irracionales y en vez de propiciar con humildad un “perdón” , entrando a una posición armónica y entender la molestia del otro por algo pasado que nosotros mismos provocamos, nos alejamos ,propiciando otra vez este círculo vicioso que en definitiva no nos conduce a nada, sino a empeorar las cosas y acumular más rencores , esperando el momento adecuado para atacar otra vez.
Tal como el dicho: “tú me la haces, tú me la pagas”
Pensando a conciencia , viendo con objetividad y más tranquilos, que lo que estamos sintiendo nos pareció una ofensa, es simple y sencillamente una demostración hacia nosotros no de odio o rabia, sino ,todo lo contrario, un llamado desesperado para que le demos atención y un poco de afecto, porque lo necesita con urgencia y no encuentra otra manera de expresarlo, por lo que hiere; haría mejorar todo.
Creo a mi manera de pensar, que si lo vemos tal cual es , se nos facilitará apoyarle, comprenderle, ayudarle y hacerle ver como son las cosas en realidad, para que se olvide el mal pasar en forma rápida y sin culpas, concluyendo, cuánto nos hubiéramos evitado, si hubiéramos comprendido a tiempo y comportado en forma armónica con nuestros pares.
Es verdad , no somos perfectos, todo lo contrario, pero tenemos una mente , a la cual a veces no le damos la función exacta que debería tener, anteponiendo las emociones, que lo único que hacen es despecharnos.
También es bueno tener en cuenta si se da así el caso, que a lo mejor esa persona con la cual tuvimos el problema no es tan ajena a nosotros, sino que es aquella con la que hemos compartido un millón de cosas a lo largo de nuestra vida, que nos ha dado su fuerza, que nos ha comprendido en los peores momentos, con quien tenemos un sin fin de afinidades y que como dato no menor , nos conoce muy bien.
Considero por experiencia, que tomando en consideración todas estas cosas, será mucho más conciliador todo y facilitará disculpar la ofensa que se nos dio, aunque haya sido muy dolorosa y hayan quedado esquirlas, pues habremos descubierto por qué reaccionó así , también poniéndonos del otro lado y sentir lo que estaba pasando y sintiendo.
A la vez mirarnos en un espejo y concluir que no somos perfectos, tomarnos de la mano, no anteponiendo las emociones y las sensibilidades, que lo único que hacen es sentirnos más heridos y empeorar las cosas.
Todos tenemos derecho a equivocarnos, pero también a enmendar.
No hay mal, sin bien.
El perdonar es un don, y más que eso, a veces es un placer infinito, en donde nuestra alma y conciencia quedan en paz ;donde se comienza a degustar un sabor dulcemente acaramelado, pues nos estamos acercando queramos o no, a ese lugar fabuloso que es el Cielo.
Es una facultad divina, pero aunque provenga de ahí, nosotros como seres humanos creados con amor y con todos los dones que nos fueron concedidos, y a pesar de lo defectuosos que seamos, podemos, claro que sí, disculparnos y perdonarnos como corresponde los unos a los otros , con quién sea, ya que será la única manera de soltar todo eso que envenena y que no nos deja vivir, aunque digamos de la boca para afuera que no nos importa o nos da igual.
Perdonar, es ser amorosos, es tener una gran alma y sobre todo demostrar el grado de humildad que poseemos.
Acaso, no es exquisito, darse un apretado abrazo, un estrechón de manos o un dulce beso, sintiendo la calidez y el arrullo del perdón?
Sólo pensemos, en lo que nos hará más felices con nosotros mismos y con los que nos rodean; somos capaces de hacerlo...intentémoslo.
Agualuna
Frase: Probervia.net / Introducción: Psicología y espiritualidad / Desarrollo: Agualuna